martes, 9 de octubre de 2012

Panellets tradicionales

Cuando el pastelero de mi pueblo, hombre de edad avanzada, escuchó por la radio que los panellets se hacen con almendra, azúcar y patata, dijo que eso era un sacrilegio.
Investigando sobre el tema, he llegado a la conclusión de que en el tema existen dos corrientes. Quienes defienden que los panellets llevan patata (o zanahoria o moniato, que para el caso es lo mismo) creen que este ingrediente les hace más "suaves" o "amorosos" mientras que los detractores de la patata opinan que ésta se usa nomás para "alargar" la masa y bajar el coste (sin bajar el precio, claro está, que sinó no tiene gracia).
Opino que tal vez sea cierto que la patata da a los panellets determinadas propiedades que son ventajosas, a lo mejor si mañana pruebo a añadirles aguacate y cebolla caramelizada, el resultado es exquisito, pero debería darles otro nombre...
Así que ésta vendría a ser la receta de los panellets tradicionales:
Los ingredientes son simples: necesitaremos 250 gramos de almendra molida, preferentemente de la variedad Marcona (especialmente por estas fechas, la mayoría de grandes superficies nos facilitan el trabajo vendiéndonos bolsas de almendra marcona ya molida), 250 gramos de azúcar refinado (o sease, el azúcar blanco de toda la vida), 2 huevos, piñones o coco molido. De estos dos últimos ingredientes, omito la cantidad porque es un poco al gusto de cada uno.
Para preparar los panellets de piñones, mezclaremos la almedra, el azúcar y una clara del huevo (no tirar la yema, ¡jamás! somos catalanes y lo aprovechamos todo...). Una vez tengamos una pasta más o menos manejable, formaremos bolitas de un tamaño más o menos uniforme (no pasarse con la perfección o nadie va a creer que son caseros) y ahora viene la parte realmente difícil ¡conseguir pegar los piñones! puede parecer simple, pero os puedo asegurar que es cualquier cosa menos eso... Hay varias teorías sobre la mejor forma de conseguir que los piñones se adhieran a las bolitas y, tras probarlas todas ellas, he llegado a la conclusión que lo mejor es: se mezclan los piñones con la otra clara de huevo (recordad: no tirar la yema, que ya le daremos utilidad más adelante), se cogen con las manos y se estrujan con las bolitas ¡sin miedo! Sobretodo, manos bien limpias antes de esta operación y no preocuparse por nada, solo dedicarse a estrujar bolitas con las manos bien pringadas de piñones (poner un plato debajo, porque la mitad se vuelven a caer).
Conseguido esto, se untan los panellets con la yema (sí, sí, lo advertí, todo se aprovecha) con la ayuda de un pincel de cocina (los de silicona son estupendos) y ¡preparado para el horno!
Para los de coco, simplemente mezclamos el coco con el resto de la masa y formamos pirámides irregulares (o sea, como salgan) y los untamos con la yema de huevo.
Y ya solo resta la cocción: pondremos los panellets en una plata de horno (os aconsejo ponerlos sobre papel de horno o en moldes de silicona para evitar que se peguen a la plata) y los coceremos entre 10 y 15 minutos a 220 grados. Ojo con los de coco, que tienen cierta tendencia a chamuscarse... Cuando veamos que toman un poco de color es que ya están.
Si quedan un poco deformados, ahí va un truquillo: mientras estén calientes podemos estrujarlos un poco (no con las manos, no me seais brutos, que queman, usad un guante de cocina) para que recuperen la forma.
Los dejaremos enfriar en una bandeja, tapados con un trapo (obviamente, limpio), nunca en plástico porque nos quedarían como húmedos. Cuando estén fríos, ya los podemos guardar en cajas, tuppers... o hincarles el diente.
¡Buen provecho!

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